En el año 1975, el día 17 de Septiembre se firma el contrato para realizar la talla de la cabeza policromada de la imagen del Señor en su Soberano Poder ante Caifás, de la Hermandad de San Gonzalo de Sevilla.
El Cristo titular de esta Hermandad, es una de las imágenes más dulces y melancólicas, que ha salido de la gubia de Ortega Bru.
El Cristo contrasta con la figura de Caifás, y se empieza a observar en Ortega Bru, una gran transformación respecto a sus obras anteriores. En esta figura se observa un alargamiento de las manos y los pies. La anatomía deja de ser suave y pasa a ser acusada y el estudio de la policromía vuelve a ser diferente a las de otras obras de este escultor.
La postura en la que se encuentra el Cristo es en pié, mostrando un leve escorzo, y la actitud muestra a un Cristo Sereno, Humillado y Resignado; con las manos entrelazadas, la cabeza girada levemente hacia la izquierda y mirada hacia abajo: el cabello agitado y revuelto derrocha fuerza y vitalidad; y el rostro suave y dulce encarnan a la perfección la idea del Hijo de Dios hecho Hombre. El Arte de D. Luis Ortega Bru imprimió un mudo lenguaje a las manos que nos hablan a voces desde el silencio.
Todo esto contribuye a la dignidad de la imagen, la anatomía vigorosa, la policromía expresiva, los ojos impresionantes sobre cualquier mirada, pero que tienen un efecto sobrenatural, son ojos con vida: Hombre vivo.
En la peana del Cristo se puede leer: " Mi Cristo para Sevilla".
Ortega Bru dotaba de vida a sus imágenes, tratándolas casi como personas. Ortega Bru tenía un gran afecto hacia sus imágenes, a las cuales les rezaba con frecuencia. Este Cristo marcó el comienzo de una etapa en la "renovó" el Barroco.
Información técnica: "Ortega Bru," Benito Rodríguez Gatiús Ediciones Guadalquivir.
Resumen y opiniones: Guillermo Ramírez.
Fotografías: Guillermo Ramírez.
El Cristo titular de esta Hermandad, es una de las imágenes más dulces y melancólicas, que ha salido de la gubia de Ortega Bru.
El Cristo contrasta con la figura de Caifás, y se empieza a observar en Ortega Bru, una gran transformación respecto a sus obras anteriores. En esta figura se observa un alargamiento de las manos y los pies. La anatomía deja de ser suave y pasa a ser acusada y el estudio de la policromía vuelve a ser diferente a las de otras obras de este escultor.
La postura en la que se encuentra el Cristo es en pié, mostrando un leve escorzo, y la actitud muestra a un Cristo Sereno, Humillado y Resignado; con las manos entrelazadas, la cabeza girada levemente hacia la izquierda y mirada hacia abajo: el cabello agitado y revuelto derrocha fuerza y vitalidad; y el rostro suave y dulce encarnan a la perfección la idea del Hijo de Dios hecho Hombre. El Arte de D. Luis Ortega Bru imprimió un mudo lenguaje a las manos que nos hablan a voces desde el silencio.
Todo esto contribuye a la dignidad de la imagen, la anatomía vigorosa, la policromía expresiva, los ojos impresionantes sobre cualquier mirada, pero que tienen un efecto sobrenatural, son ojos con vida: Hombre vivo.
En la peana del Cristo se puede leer: " Mi Cristo para Sevilla".
Ortega Bru dotaba de vida a sus imágenes, tratándolas casi como personas. Ortega Bru tenía un gran afecto hacia sus imágenes, a las cuales les rezaba con frecuencia. Este Cristo marcó el comienzo de una etapa en la "renovó" el Barroco.
Información técnica: "Ortega Bru," Benito Rodríguez Gatiús Ediciones Guadalquivir.
Resumen y opiniones: Guillermo Ramírez.
Fotografías: Guillermo Ramírez.
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