Dardo que rompe la noche y que se clava en lo más profundo de nuestra memoria, que nos transporta a nuestra niñez.
Y volviendo la vista atrás siempre recordaremos los rostros familiares de estos saeteros que hirieron nuestros corazones y que cantan con sus voces quebradas a este sentir popular que describió el poeta.
Fotografía y texto: Guillermo Ramírez Torres.
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